«La distancia», incierto espacio con el otro

La frontera al otro siempre será la separación más significativa entre las personas, algo que nos recuerda Pablo Aranda en La distancia (Malpaso ediciones, 2018), quien nos lleva por una historia de desamor para mostrar ese apartamiento que puede existir entre los amantes, que no siempre este puente afectivo ayuda a llegar al otro.

Aranda se adentra a mostrar la emoción más complejo que podemos vivir, el amor. Todo esto es capaz de complicarse por la vida misma, cuando al día a día las estructuras de pensamiento como la religión, educación y la vida familiar se presentan.

se tipo de distancia interpersonal es la que nos deja entrever La distancia, Pablo Aranda, Malpaso ediciones, 2018, una obra que en esencia es desamor, pero que como la vida misma, se complica por lo que sucede en el día a día, por las estructuras de pensamiento que nos rebasan.

La historia nos presenta a Emilio un hombre sensible, incluso demasiado para su propio bien, debido a esto el amor u otro tipo de afectos le dejan una huella más duradera y que lleva más años dejar atrás, así que vive en soledad, sufriendo por las mieles del amor pasado.

Es lo que hay detrás de su propia vida lo que tiene mayor peso en sus acciones, el antiguo amor de Tamar, una mujer marroquí, que está amenazada de muerte por su esposo, vinculado a una feroz fuerza en las sombras de Marruecoz el Majzén. 

Al iniciar la obra Emilio y Tamar parecen recorrer caminos distintos, pero conforme avanza, Aranda nos presenta el pasado y exhibe que hay una historia de unión en conjunto, además de que en el presente ese amor los hace mantener una amorío prohibido, algo que adquiere tientes violentos, al ser ella una mujer musulmana, así que ante la sospecha su vida podría correr peligro.

Todo el triangulo amoroso sucede en medio de una novela de espías, así que podría parecer demasiado extraño, pero Aranda sabe conciliar diversos géneros y sucesos. La unión de estilos se siente orgánica, todo esto por medio del protagonista Emilio, que es un personaje que sólo se deja llevar por los sucesos.

Por las características de Emilio es idóneo para reflejarnos en él, por sus miedos nos hace ver que somos unos cobardes-cobardes, y no unos cobardes-valientes, formas en las que él define a las personas. Los primeros son seres que son arrastrados por las circunstancias, situación en la que nos hemos encontrado. Aunque Emilio parece conforme por su condición de hombre sufre, pues se espera que actúe, que sea valiente y tome la fuerza. En la obra, Aranda explora diversas visiones que se tienen alrededor de lo masculino.

Para adentrarnos en la historia, el escritor pone cuidado en los detalles y ciertos aspectos que tendrán peso más adelante, más que nada en los ambientes familiares, esto es más evidente con Tamar, quien pese a ser una mujer estudiada, y casi liberada, no es capaz de ser totalmente libre, debido a su familia y el peso de su cultura musulmana. 

En ese intento de búsqueda por la libertad, por liberarse del pasado milenario, es que Tamar vive en España, un respiro donde todo parece posible y es capaz de enamorarse de Emilio. Es aquí en donde la realidad, más allá de la ficción, nos sacude, ya que esta relación se ve afectada por el racismo hacia los musulmanes y todo el que se relacione con ellos.

Justo en el florecer del amor es que vemos como la distancia comienza a romperse. Lo que sucede cuando Emilio, impulsado por el amor, es valiente-valiente y derriba las fronteras con Tamar, en llegar al otro. Aunque este acto no está exento de cierta violencia.

La violencia que presenta Aranda es a distintios niveles, ya que tenemos la criminal, de las intrigas policiales, de criminales; también está la de la gente bien, de aquellas personas que por sentir su ego afectado son capaces de matar a sus esposas ante la mínima sospecha del engaño. El miedo y soledad son otras emociones que habitan en las páginas de La distancia.

Este libro de Aranda es un viaje hacia lo interno, hacia los personajes a conocer cómo personas aún somos incapaces de conectar. Al futuro incierto que siempre está ahí como una posibilidad. La distancia que ponemos con el pasado, pero aún así está ahí y tiene su peso y consecuencias que pueden tornarse mortales..

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