Kalfus traza el pensamiento de vivir con el terror en su obra
¿Qué hacer cuando la vida no termina en una mortal tragedia? Sólo queda seguir y quedarse con todo el rencor, aunque podrían ser otras emociones, esto es lo que nos deja sentir Ken Kalfus en Un trastorno propio de este país (Maxi Tusquets, 2015).
Kalfus se centra en dos grandes tragedias, por un lado tenemos a Marshall y Joyce, una pareja que está pasando por un tortuoso divorcio; por el otro, están las Torres Gemelas y su caída tras el ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001. Estas situaciones se entrelazan y vemos cómo el malestar afecta a todos los niveles de la sociedad, desde lo íntimo hasta los vínculos más lejanos.
Los protagonistas son sobrevivientes de la «gran tragedia» del 2001, es debido a esta vida «salvada» que se ven obligados a enfrentar la guerra en el día a día, en la que se toman bandos; el motín, tan sólo son los hijos, los bienes materiales y la mirada cómo triunfante o perdedor ante quienes les rodean.
En la obra cada día se despiertan y viven para el «combate», para buscar nuevas maneras de atacarse, un territorio en el que se utilizan el sexo, los sentimientos y cualquier elemento afectivo en el que se logre sacar el rencor, ese odio que les carcome pero que les impulsa a vivir. Los días se vuelven un suplicio y por eso la novela se va contando por meses, al principio cada mes es detallado, después parece que se podría supear, pero ahí sigue la furia, enfocándose en nuevos enemigos. Sin embargo, el no es posible dejar de ver al atacante en su complejidad, sólo como el enemigo.
La perspectiva del otro queda tan lejana que abrirse a conocer a alguien más, u otra nación, es tan distante o resulta tedioso que a los protagonistas sólo les queda esconderse en sus propios pensamientos, en contabilizar los daños, acrecentar el dolor y hundirse más. Resulta imposible una conexión real que los salve.
Otro de los sentimientos que destaca en Un trastorno propio de este país, es la culpa por sobrevivir, por tener la idea de este exceso de vida de la que no se pueden tomar las riendas, una vida en la que no es posible ceder, en la que son arrastrados por el odio, el perdonar(se) no es una opción, sólo queda vivir con el resentimiento y ver cómo éste se anquilosa.
Kalfus traza la mentalidad del norteamericano moderno tras el ataque, que vive diariamente con el odio y es parte de sí mismo, de una sociedad que busca por todo medio el ganar y cómo esta perspectiva los obliga siempre a competir hasta pasar por encima del otro. También está presente el tema de cómo se traza el pensamiento del terror, la búsqueda de nuevas maneras de tomar ofensar del otro para mantener vivo el rencor y moverse mediante la afectación.