Exploración a la malicia humana en las esculturas de Patricia Broothaers

La pintora y escultora Patricia Broothaers cuestiona de manera burlona la condición humana, así nos presenta curiosos personajes de cerámica que son parte de su propio universo onírico del que emana cierta malicia, que sutilmente nos remite a nuestra niñez, a nuestra efímera soledad.

Observadora implacable del ser humano, Patricia saca a relucir los desfallecimientos, los cuerpos conmocionados, los rostros demacrados, las manos reducidas a su sustancia. Traza, con terrenalidad, miradas profundamente azules que despliegan delicadamente múltiples puentes entre universos quizás menos distantes de nuestra existencia de lo que parece.

Y para lograr su aparente sencillez que ofrece su obra, la escultora del futuro se asoma a un notable clasicismo, teñido de un raro realismo. Ella se sumerge en él con felicidad y deleite. Y la tierra, el barro se transforman, luego por sus manos, en un espejo obra de infinita verdad.

Patricia BROOTHAERS sculpture

Para entender su obra en la Galería Christine Colon, comparten este texto junto con su obra:

Almas sensibles, apéguense a ello.

Su mirada se te escapa, se congela, vaga por recuerdos lejanos.

Su vida es un sueño, una ola brumosa y silenciosa.

Nostalgia secreta, dolor discreto.

Temores enterrados o paz redescubierta.

¿Con qué sueñan estas figuras hieráticas y melancólicas, estas estatuas de tierra y misterio?

Son almas solitarias e inquietas; seres cuya romántica oscuridad, delicadas grietas, insondable

profundidad, evocan a los héroes de Tim Burton.

Héroes, ¿lo son realmente? Habitadas por la angustia y la incertidumbre, estas siluetas esbeltas y

resignadas reflejan, según el artista, su incapacidad para resolver determinadas situaciones

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