Curiosas Fotografías Intervenidas por Bacterias
La fotografía tradicional o analógica implica un proceso fisicoquímico, muy distinto comparado con la técnica de fotografía digital, este proceso requiere de mucha paciencia y amplio conocimiento de cada uno de las etapas que van dibujando la imagen pero qué pasaría, si uno de estos procesos se modificara.
Para el el microbiólogo surcoreano Seung-Hwan Oh cultivar hongos y bacterias es su pasión, por lo que se le ocurrió cultivar una dosis de estos seres en un rollo fotográfico y posteriormnete revelarlas en su estudio. A través de este proceso, los microorganismos devoran lentamente la película, la imagen resultante carece de definición en las líneas, combinado con colores abstractos.
El artista comenta sobre su trabajo: «Yo uso esta técnica para compartir una idea que toda la materia incluyendo todos los colapsos de formas de vida en esta dimensión espacio-temporal que pertenecemos.»
A primera vista, las fotografías podría ser fácilmente confundidas con una combinación de pinceladas de acuarelas sobre imágenes sin embargo, Seung-Hwan Oh colocó una dosis abundante de microbios durante meses e incluso años para obtener estos hermosos efectos, serie fotográfica a la que tituló “Impermanence”.
La ingeniosa destrucción de retratos distorsionan la imagen sin dañar su esencia y el color de cada imagen, Seung-Hwan dice que estas imágenes encarnan:
«Una estética de la creación y destrucción que inevitablemente es efímera, que resulta en la desintegración completa de la película por lo que sólo puede ser digitalizada con delicadeza antes del uso.»
Curioso es que en una época sobre expuesta de imágenes idealizadas, Hwan embrutece y maltrata a sus imágenes con el fin de hacer que se enfermen, revelando no sólo el aspecto físico de la fotografía en sí, sino la vida de la obra. Logrando reacciones químicas inexplicables formaron un conjunto de manchas de colores misteriosos y apariencia espeluznante.
Puedes disfrutar más del trabajo de Seung-Hwan Oh aquí.
Todas las imágenes son © Seung-Hwan Oh