Ciria, su cariño a México y su búsqueda por derribar fronteras

Hace más de un año, José Manuel Ciria llegaba a México con algunas piezas de su exposición Territorios y Mapas, que rompía fronteras físicas y abstractas, así que en esta ocasión vuelve para expandir la muestra y afianzar su lugar en el país.  

Esta nueva versión del proyecto presenta la serie completa, además de algunas que fueron creadas especialmente para México. En conjunto son 21 piezas en formato grande, que se componen de pinturas que realizó en su estancia por Nueva York, llamado Memoria; otras son de Europa; las últimas inspiradas en los colores y atmósfera de las tierras mexicanas.

Acerca de las obras para México, Ciria comparte, con cierta alegría, que «fue divertido, porque yo tengo un tiempo preparándome. Tan sólo este año he hecho tres viajes a México, lo cual es para abrir una casa-taller aquí, ya tenemos patrocinadores, ya es inminente. Entonces la intención es estar aquí seis o siete meses al año, y que sea mi centro de operaciones».

La ciudades que habitan tienen un gran impacto en la obra del español, así que al cuestionarlo de cómo la geografía le ayuda en su arte, él explica que «siempre a los hermenautas y a los críticos de arte (les digo) que una forma de rastrarme, una forma de conocer mi trabajo es saber por donde me he trabajado; donde ha sido elaborado, pues he tenido beca en París, en Roma, en Israel, en Londres, en Berlín, siete años en NY.

«Si se me rastrea, si se quiere clasificar mi obra una forma bastante fácil de hacerlo es ver mis trabajo en cada sitio, porque la geografía impone su propio carácter. A mí me gusta dejarme llevar. Esa experiencia que tienes en NY me lleva producir de una manera distinta y además lo que hago es sensibilizarme y dejarme atravesar por lo que siento con las musas del lugar».

Al hablar de su estilo de gran formato, que es posible ver en Territorios y mapas, Ciria explica que puede deberse a ciertos complejos de la infancia, pues en el colegio al ser uno de los mejores dibujantes de su clase tenía que ayudar a los maestros a realizar algún dibujo.

«Ellos pintaban fatal y me tocaba a mí hacer los dibujos y ese tamaño de pizarra, grande de 1.50 por tres metros, al principio inicié con timidez, me decían que dibujara más grande, porque lo tenían que copiar mis compañeros, llega un momento en que la pizarra se queda pequeña. (…) Yo trabajo en 2×2, es mi media de ahí lo llevo a más grande o más pequeño, pero hay que trabajar con una dimensión donde te sientas cómodo, donde te topes con la realidad».

El creativo siente una gran atracción por México, así que ahonda en que los trabajos que ha hecho aquí, destacan por los colores vibrantes, algo que no encontraba en Madrid. Cada que está en el país, «las musas me tocan, me siento querido, porque la gente me trata muy bien, la atmósfera es fantástica, la luz el sabor».

Relata que esta relación creativa tuvo un momento de iluminación, allá por el 2005 en un viaje que realizó por Zacatecas, esto lo hizo quedar prendado de México. «Me dije yo quiero trabajar aquí. Existen muchas posibilidades en Ciudad de México, te encuentras cualquier cosa, un taller, una imprenta, un tío que hace no sé qué.  Para un artista es un maravilla. México es una potencia, tiene todo lo que es contemporáneo, pero al mismo tiempo también lo conversador, se mantienen los negocios familiares de toda la vida y eso es fascinante».

En la serie Territorios y mapas, como lo indica su nombre, José Manuel explora las fronteras, los territorios y geografías, así que para lograr abordar a cada país se compromete con la ciudad, hasta perderse en ésta. Busca que su paso no sea transitorio, sino que la cada lugar le brinde algo de su esencia. Esto es en cuanto a las fronteras físicas.

Respecto a las fronteras más abstractas como el tiempo y la memoria, indica que es algo que viene trabajando desde hace tiempo, no sólo en lo pictórico, también en instalaciones que le permiten abordarlo de otras maneras, incluso esto lo lleva a nuevas facetas, ya que tiene «la idea de montar una exposición de pintores que estén aquí y no son conocidos, montarla aquí (México) y llevármela a Estados Unidos, porque no hay alguien que esté haciendo exactamente eso, estoy seguro que hay un montón de gente fantástica que no conoce nadie e ir a buscarle».

Acerca del taller que planea establecer y esa búsqueda de artistas mexicano se debe a considera un investigador del arte, así que tiene gran seguridad de que en México hay gente que está creando lo más innovador con bases teóricas, pero que aún no han tenido la oportunidad para salir, así que buscará apoyar a esas jóvenes promesas. Todo esto en un lugar cercano a la colonia Roma, pues le parece un barrio fascinante.

¿Y de dónde viene esa fascinación por la Roma Norte? Para Ciria es algo que va más allá de la película Roma, de Cuarón, ya que tiene unos «restaurantitos, unos bares; tiene un sabor, la gente es alucinante. Te vas a pasear… Ahora mismo tengo un penthouse alquilado en Polanco, sí sales a la calle, muy bonito, mucho lujo y es un coñazo, no hay nadie. Sin embargo, en la Roma, sales y está poblado, prefiero salir que vivir escondido, me gusta más tener experiencia y hablar y estar con gente, que te hable y te sonríe y hacerte amigos de las personas».

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