Sin arte el mundo no se salva: Jeannette L. Clariond

Hay personas que con sólo una conversación logran cambiar tu panorama, que llegado un punto en su vida lograron la sabiduría, así es Jeannette L. Clariond, directora de la editorial independiente Vaso Roto, quien trae un poco de esperanza al mundo al ofrecer un poco de arte al mundo con su trabajo.

Al hablar de su labor como editora también es conocer su percepción del mundo y reflexiones, de cómo es que hoy en día ha llegado a la idea de que su trabajo sólo es proporcionar arte a las personas, pues considera que sin «arte el mundo no se salva, ya que es muy difícil que un gobierno logre comprender la magnitud del daño infligido a un país cuando se limita  el destino de recursos para la creación».

Y es que en el mundo actual parece que se presta poca atención a «los vacíos en el alma de las personas», que se puede llenar de otras cosas, por eso lo mejor dice es darle arte para que sean llenados con otras perspectivas, que es el alcance la música, literatura, danza, cine o pintura.

En cuanto a su relación con la literatura es que la salvó, una de las razones por las que nació Vaso Roto, aunque después cambió su perspectiva «ahora me doy da cuenta que no puede ser así, pues es una fantasía salvar la vida de los otros, como lo hizo la literatura conmigo, así que sólo puedes ofrecer [los libros], porque sino te vuelve muy pesado si le dices a la gente que tiene que leer».

Así que en la actualidad se le siente más serena al hablar de esa misión, pues antes se sentía agobiada por tener deseos de cambiar al mundo con sus libros, como si alguien se lo exigiera.

Con respecto a la situación de violencia que hoy en día se vive y que tocamos antes, fue conversar acerca del ego del hombre y su idea de instaurar sus ideas en otros, algo que afecta al arte pues «es un ediosiomiento de los corazones, el ego es siempre arrogante, vanidoso y te quita lo más puro del arte que es la transparencia y es que nos cuesta mucho trabajo ser lo que somos».

Al hablar del miedo de ser nosotros mismos rememora unos versos de Píndaro:

Ama la superficie casta y triste

Lo profundo es lo que se manifiesta
La playa lila, el traje aquel, la fiesta
pobre y dichosa de lo que ahora existe

Lo revelador de conversar con Jeannette es que el catálogo que ha construido en Vaso Roto es una manera de encontrarnos, mediante el ejemplo de los autores, una tarea de lo más complejos, pues (muchos) «tenemos miedo a no ser aceptados y queridos; casi nunca somos queridos por lo que somos».

Jeannette

Imaginación del creador

Pero al hablar tanto de arte también fue necesario conocer su perspectiva con respecto a la imaginación que considera está relacionado a la intuición, no a la fantasía, pues ésta tiene que ver con que crear algo inexistente; mientras la imaginación es algo que tú ya viste o sentiste, una respuesta que vislumbraste.

Aunque al hablar de visualizar hace hincapié en que no se trata en un sentido profético de ver el futuro o visionario, sino lo atribuye a una libertad total de la intuición que tenemos miedo de asumir.

Los factores que intervienen en nuestra imaginación destaca el inconsciente que es lo que somos, ya que considera «somos un deseo reprimido», lo que dejamos ver es algo que sale del límite, sucede que no estás en sed, para explicar esto retoma un pasaje de la vida de Elizabeth Bishop.

Con gran descripción nos lleva a 1914 cuando Elizabeth tenía tres años y la ciudad de Salem arde, mientras la pequeña llora por la sed y las llamas de un gran incendio bailan en las sombras del cuarto de la pequeña, la niña suelta lágrimas por la sed, pero su madre no está presente. Es a la edad de los 40 que Bishop reflexiona acerca de la sed en un poema que relaciona con su alcoholismo, por esa primera sed.

Así que la Jeannette piensa que todos estamos marcados por un acontecimiento así en nuestras vidas, por la madre, que es el lenguaje y esa metáfora de la sed la relaciona a lo que decía Soren Kierkegaard, «el que tiene sed no la puede saciar con nada porque la sed lo lleva a tomar, y el tomar le da más sed y entonces toma más».

Esto lo pone en contexto con su labor como editora al conocer sus propias limitaciones en lo que puede traducir o escribir, pues eso es lo que la humaniza y en el de manera constante reflexionar acerca del por qué trabaja.

Un contexto que nos ofrece para conocer el cómo elige algún título para futura publicación, entre el que podemos contar una de las grandes apuestas de Vaso Roto en 2016 con la colección de poemas de Elizabeth Bishop que la misma Jeannette traduce.

Marzo 10, NY y la labor como poeta

Además de su trabajo como editora Jeannette se da el tiempo para escribir y de esos momentos en los que el alma tiene que expresarse nos dio el poema Marzo 10, NY, que destaca por estar ilustrado, que cuenta con grabados de Víctor Ramírez y forma parte de la colección Abstracta, que apuesta por una integración cuidada de texto y obra gráfica para producir un libro-objeto único.

El contexto en que surgió el poema es cuando la autora estudiaba con Harold Bloom en la Universidad de Yale y al estar por aquellas tierras se enteró de que Estados Unidos iba a bombardear Bagdad, en todo esa situación fueron destruidos algunos de los museos más antiguos de la humanidad y se dio cuenta de la poca comprensión que tienen las personas con respecto al pasado, a las ruinas y que es el único material que tenemos para reconstruir el pasado.

Ante la situación buscó la forma de hacer algo, pero una realidad fue la golpeó que «no tenía ninguna posibilidad de hacer algo», así que para lidiar con ese dolor al regresar a Monterrey escribió el poema divido en diez fragmentos, para después mostrarle el texto a Víctor Ramírez, quien por iniciativa decidió ilustrarlo para concebirlo como un trabajo estético.

Un descubrimiento que podría sonar un tanto pesimista es más un crecimiento personal, que además la acerca más a la literatura, pues ese momento entre penumbras es cuando vislumbra que «la oscuridad es el alma del lenguaje y le tenemos miedo», algo que relaciona con la forma en que vemos el dolor.

Pese a que ha pasado el tiempo las personas parecen encontrar vigencia en el poema, pues tiene conocimiento de que en otros países será musicalizado y recibe invitaciones para presentarlo, algo que no le produce goce, porque es muy poco lo que puede hacer más que compartir su «dolor y ojalá alguien lo pueda ver con mis ojos; me siento acompañada».

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