Imaginario del OVNI, eje para la muestra de La Nave de los Dioses

Los OVNIs (Objeto Volador No Identificado) son un gran elemento para incentivar la imaginación, ya que nos permiten pensar en otros mundos, en otros seres y en lo desconocido del universo, este imaginario es lo que se explora en la serie La nave de los dioses, de Alberto Ibáñez.

La muestra, que se exhibe en Galería Unión, permitió a Ibáñez continuar su interés por imágenes cuya fiabilidad como evidencia de un acontecimiento visual, el avistamiento, no puede comprobarse, pero existen ya como constantes en un imaginario cultural específico, el de la cultura OVNI. Se puede estar de acuerdo o no con quienes participan de ella, pero el desacuerdo y el escepticismo no disminuye en nada su valor para quienes las hacen reales mediante su convicción y su enunciación

La nave de los dioses tiene sus bases en el cuadro Principio de Incertidumbre en que reconstituyó una de las famosas fotografías que el suizo Billy Meier diese conocer de sus avistamientos OVNI hacia el final de la década de 1970. 

Con la curaduría de Irving Domínguez, la exhibición sitúa buena parte de esos artefactos voladores en paisajes que tienden lazos con el romanticismo alemán y su búsqueda de lo sublime en la naturaleza, aunque tal epifanía ocurra deus ex machina. Quizá el artista participa de aquellas ilustraciones virales que comenzaron a circular durante el primer año de confinamiento y las cuales aseveraban que, si algunos extraterrestres te abducían, en realidad se trataba de un rescate.

La elección de recurrir a representaciones ya existentes implica una postura crítica respecto de una concepción moderna del pintor, de quien no sólo se esperaba – implícitamente se le exigía – originalidad, y aún pervive en el imaginario social: un representante de la destreza plástica, un proveedor de imágenes que renuevan la experiencia sensorial con aquellos entes que cohabitan nuestros “mundos”, cada vez más confinados, domésticos hasta el hartazgo.

Para Ibáñez Cerda, la pintura le otorga certidumbre a una representación fugaz a punto de esfumarse en una cascada de tantas otras imágenes que demandan nuestra atención inmediata y que quizá no regresen, o cuando lo hagan ya se han imbricado en otra modalidad de lo visual. Las obras que realiza el artista recuperan tales representaciones para brindarles una contundencia plástica; al hacerlas rotundas, la solvencia formal despliega una contradicción entre el motivo elegido y el tratamiento en su reconfiguración.

Todas las imágenes son © Alberto Ibáñez

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