Coloridas explosiones de reflexión

Mediante los colores Maciek Jasik se aventura a reflexionar acerca de lo que reside en el interior de las personas y las frutas, el cómo es que estamos unidos por el universo y cada cosa tiene una mística que se ha olvidado pero está ahí, en secreto sólo para quien se aventure a conocer el interior.

En sus retratos se lanza a la búsqueda del alma mediante la fotografía, pues considera que la idea del alma individual es la base de la religión occidental y la sociedad, ya que en cierta forma es la fuente de nuestra individualidad y nuestro deseo, así que plantea la posibilidad de «sentir la textura de esta alma a través de los detalles y sutilezas de expresión».

Para buscar lo interno nos recuerda cómo es que en el mundo moderno nos hemos ha separado de los orígenes y usos de las frutas y hortalizas; los conocemos sólo por los sabores y texturas que proporcionan. Hasta hace muy poco, cada uno tuvo su propia mística, mitología, el simbolismo y la conexión con la cultura y el más allá.

Al profundizar acerca de este proyecto hace una investigación histórica en la que identifica que antes no sólo «eran el arándano, tomate, calabaza, papaya, papa, piña y sólo está disponible en América hasta la llegada de Colón en 1492, la mayor parte de lo que comemos hoy en día se cultivó durante miles de años, desde los orígenes pequeños, amargo, como la berenjena, o ideas de último momento, como la col silvestre que se convirtió en la coliflor».

En ese tono sigue y lo que nos hace notar es que este ciclo pretende reintroducir estas cualidades místicas, invisibles a las frutas y verduras que se han perdido en medio del clamor de estadísticas nutricionales. Cada uno ofrece sus propias fuerzas indelebles más allá de nuestros hábitos de pensamiento estrechas.