WE3 y los excesos del salvajismo humano

¿Cuántos sacrificios (y sacrificados) deben haber en pro de las guerras? Una pregunta que surge tras leer el cómic WE3 (2013), escrita por Grant Morrison e ilustrada por Frank Quitely, y que nos muestra los posibles excesos de esa cultura armamentista del mundo.

Lo que nos muestra Morrison es un mundo  en el que la ética escasea, no muy alejado de la realidad, ya que nos presenta a unos mascotas, raptadas, convertidas en armas con un alto poder destructivo. Tenemos un perro, llamado Bandit; un pequeño minino, con el nombre de Tanker; y un esponjoso conejo con una mancha en el ojo, que responde al nombre de Pirate.

En pocas viñetas vemos a los humanos detenerse a pensar si lo que están haciendo es correcto, pues la  mayoría sólo decide seguir las órdenes. En tanto, los que tienen poder parecen haber sido corrompidos por éste, pues en diversos momentos se muestra el sadismo y emoción al ver la eficacia de estas «armas» como se les deshumaniza; en opsosición está la visión con la veterinaria que se encarga de velar por los tres animales.

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Como en muchas historias, la mujer es la que se encarga de dar movimiento a la historia. Aquí es esta veterinaria retraída quien al descubrir que los sujetos de prueba demostraron ser un éxito y, una vez, probaron su efectividad serán dormidos se arriesga a liberarlos. Mediante el  uso del cada espacio Quitely es capaz de crear la tensión y emoción en cada secuencia de acción, así lleva al límite el espacio del propio cómic. La liberación sólo surge mediante un acto de violencia.

La velocidad y movimiento son elementos destacables  en este trabajo, sin mucho diálogo nos muestra la constante persecusión de estos «experimentos», los constantes ataques a los que se ven sometidos estos pequeños animales que sólo desean regresar con sus dueños.

Gracias a esos implantes tecnológicos el escritor busca  acercarnos más a los animales, que si no fuese suficiente con las expresiones tenemos esos pequeños murmullos  o muestras de humanidad que conectan con la compasión y nos llevan más de cerca por las travesías de las tres mascotas.

Pero el mundo no sólo es frío con aquellos que no pueden hablar, los otros que son incapaces de amoldarse también  son apartados, por un lado está la veterinaria, pero también los vagabundos o cualquiera que se niegue a participar en esta búsqueda de eficiencia. 

Una oposición que tenemos en la obra es lo tecnológico con lo instintivo. Por un lado, tenemos la búsqueda de eficientar las muertes sin sacrificiar vidas humanas, aunque en esta búsqueda se vuelve más salvaje el sistema, más despreciable; por el otro, el instinto sólo busca la supervivencia y ser parte del sistema natural, un instinto de lucha que supera cualquier  maquinaría ideada por el hombre.

WE3 es una obra de acción bastante agridulce, que muestra estos excesos por lo gore y en cada momento uno sólo desea parar y acariciar a los personajes. Desear que lleguen a casa, pero la vida, incluso en ficción,  es más compleja que los buenos  deseos.

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