Grandes obras feministas enlazadas por ensayo de Ligia Urroz

Sin duda en los estudios académicos se realizan labores interesantes, así que acercar estos a la gente siempre ofrece nuevas maneras de ver el mundo, esto es un poco de lo que ofrece Ligia Urroz en su libro El color púrpura, Persépolis y la vida de Adèle: un ejercicio de literatura comparada desde una perspectiva de género (2019, Narratio Aspectabilis).

La publicación se trata sólo de un resumen de la tesis para obtener su título de la maestría. Si bien es una probada, este análisis ofrece bastante para adentrarse a las obras que analiza Ligia. En sus palabras, es «un ensayo académico estructurado de forma tal que presenta tres grandes novelas escritas por tres grandes mujeres que son El Color Púrpura, de Alice Walker; Persépolis, Marjane Satrapi; y El azul es un color cálido, de Julie Maroh.

Para Ligia la literatura comparada es una forma de tender puentes de entendimiento, de empatía, con otras personas. «Aunque seas  de otra cultura y estés en otro país y sean otras ideas, la literatura siempre crea puentes; te ayuda a pensar como en la cabeza de alguien más».

Mediante esta metodología la autora logra hermanar a estas mujeres, une las experiencias que retratan en sus obras, esto con la intención de reflexionar acerca de cómo las mujeres «están relegadas, que están vistas como ciudadanos de segunda… como animales, (pese a eso) pueden salir adelante. La literatura tiende lazos», comparte.

La escritora decidió utilizar este tipo de análisis, pues le parece que la literatura comparada es un «canal hermoso», que permite extenderse hacia diversos objetos, ya sea pintura o lo que tenga un lenguaje visual, auditivo o, en este caso, leer. «Todo te dirá algo. Siempre. Buscar las conexiones, entre los lenguajes es lo comparativo».

Para la elección de las obras, es que en las obras los personajes principales son un alter ego, en el que reflejaron sus inquietudes, aunque está cargado por la imaginación, así que no se trata de meras biografías. Ejemplifica con la protagonista de El color púrpura, de Alice Walker, quien es una mujer en un estrato social bajo en los Estados Unidos, quien se enfrenta a problemas como la segregación racial, analfabetismo, pese a todo eso logra salir adelante. Aquí lo conecta con lo que ocurre en Persépolis, que retrata la historia de una niña en la dictadura de Irán y busca salir de ese sistema opresivo.

Desde distintas perspectivas, las historias, elegidas por Ligia, retratan la violencia ejercida hacia la mujer. «No hemos parado de estar un paso atrás del hombre y, por eso, básicamente escribo este ensayo para que sea un granito de arena ante todo este mar que tenemos en contra. La mujer no ha alcanzado un nivel de equidad con el hombre», indica.

Uno de los pilares filosóficos que está presente en la obra es Simone de Beauvoir,  quien es el «hilo conductor que une académicamente las obras». La autora cita a de Beauvoir para destacar como es que lo personajes consiguen alejarse de una idea clásica de la feminidad.

«Según Simone la mujer está hecha desde el hombre, por esto la tomé como marco referencial». La mujer hecha por sí misma, es lo que se puede ver en estas obras.

Ligia destaca cómo en las historias las mujeres se construyen, cómo es que van de lo negativo a lo positivo. «Son mujeres fuertes, empoderadas. Tanto las autoras como sus personajes», además destaca cómo es que las novelgas gráficas ofrecen una perspectiva única.

Por el hecho de existir y ser quienes son las mujeres, en diversas ocasiones, han sufrido y más cuando se le agrega el tema del lesbianismo y sexualidad. Algo que también se aborda en El azul es un color cálido, así explicó que la mujer está relegada en las sociedades sólo por estar con alguien que ama. Además de que existe la situación del cuerpo, que también se puede volver político.

Acerca de llevar este trabajo académico a las personas, destacó que el conocimiento debe ser universal y no tendría que tener una desviación por cuestiones religiosas o moralismos. «Más bien debería establecer lazos universales para hombres y mujeres del mundo. Debemos ser respetuosos y no implantar la religión a toda la gente del mundo. Tienes que conocer y establecer esta empatía, entender al otro y salir adelante».

La investigadora asegura que la libertad de las mujeres, que parece «siempre ha escandalizado, porque una siempre debe estar ahí (para el hombre), siempre estamos un paso atrás». Cuenta un poco de su experiencia personal, cuando trabajaba en el sector financiero, además de cuidar a sus hijos, pero por las actividades que realizaba los tenía que dejar en guardería y sólo por eso era señalada por las personas, hasta el punto de hacerla sentir mal.

La relevancia de su trabajo es hacer una denuncia de cómo se borra a la mujer, que no podía «tener ni voz, ni voto, nada. Cualquier manifestación de la mujer de conocimiento es borrada, por eso es que cuando quisimos probar del árbol del conocimiento fue terrible».

Respecto a esos sacrificios que tienen que hacer las mujeres destaca el trabajo El cabaret diabólico (Beth Escudé e Isabelle Bres), una obra de teatro donde el personaje es Eva y ella narra que lleva el estigma de la culpa, esto tras haberse comido una manzana es la culpable y llevará la culpa de todas las demás generaciones», pero todo esto es algo que aún se vive, esa culpa está presente en la sociedad actual.

Para Ligia, en temas de género aún falta mucho para que «las mujeres y hombres nos sentemos a platicar, que no esté el machismo exacerbado. La mujer y los hombres tienen que vivir en equidad y tienen que ser empáticos y equidad unos con otros»

Acerca de su futuro, Ligia compartió que sigue una antología de cuento juvenil escrita en conjunto con  Ricardo Chávez Castañeda y con Celso Santajuliana. «A principios del año que viene mi siguiente novela, que es biográfica del tema de Nicaragua de la guerra editada por Planeta».

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