Elena Pardo explora el impacto minero en Pulsos Subterráneos

El espacio es una expansión de nosotros mismos, un cuerpo fuera de nosotros en el que no siempre reflexionamos hasta que es demasiado tarde, esta corporeidad es en lo que centra su atención Elena Pardo, artista audiovisual, en su proyecto Pulsos Subterráneos.

Se trata de un performance, que tuvo su primera presentación en el Museo Rufino Tamayo, que es un registro audiovisual en película de 16 mm de las experiencias de cultura y vida de dos comunidades frente a la actividad minera: Vetagrande, en Zacatecas, y Calpulálpam, en la Sierra Norte de Oaxaca.

«Son dos lugares que tienen una historia de minería», explica la artista. En su investigación descubrió que Vetagrande, desde la conquista es un espacio utilizado para la minería, que no se ha dejado de explotar. Por su parte, Calpulálpam también se trabajó en la colonia, pero en los 90s fue cerrada y hace algunos años se pretende volver a explotarla, pero la comunidad se ha opuesto a este proyecto.

«Son dos lugares geográficamente muy distintos, pero en los que es posible ver los efectos (de la minería) en cada zona, que se contrastan por las realidades que viven. En pocos años se ha visto un cambio fuerte en el paisaje, la manera en que se va haciendo se cortan los cerros…, es para pensar», indica Pardo respecto al territorio en los que centra su atención.

La artista busca centrarse en capturar cómo se organiza la gente en un lugar y en el otro, cómo viven esta situación en cada comunidad. Si bien es cercana a las comunidades, este aspecto más personal le resulta interesante, ya que busca descubrir, por ejemplo, como en Oaxaca las personas se organizan para luchar contra las mineras.

El «detonante» de Pulsos Subterráneos está en Zacatecas, pues si bien existía una mina, ya era parte del territorio y de la vida cotidiana del pueblo de Calpulálpam. Aunque esto cambió cuando algunos amigos suyos le contaros, y mostraron, como su casa comenzaba a caerse debido a las nuevas técnicas de minería. 

«Fui un día (a Zacatecas) y un cerro ya no existía. Es impresionante como se transforma el paisaje en poco tiempo tan drásticamente; así que empece a sacar fotos», relata.

Respecto a las cuestiones técnicas del proyecto artístico, Pardo explica que trabaja en 16mm, pues es un formato en el que se siente cómoda al trabajar. Además de que es una cuestión más abstracta con el material, ya que al venir de la plata es algo que la hace pensar en el material mismo de que también la minería es algo útil para la vida diaria.

La forma en que presenta Pulsos subterráneos es una presentación de cine expandido, para lo que en vivo trabaja con dos proyectores y realiza algunos loops. «No es un documental en el sentido que lo conocemos, porque creo hay más la intención de generar una sensación sobre lo que pasa con el paisaje…», Pardo busca crear una ambientación, una sensación.

Para lograr su objetivo, además de la imagen, se trabaja con Nahú Rodríguez, paisajista y experimentador sonoro oaxaqueño; Kunt Vargas,  músico trombonista y actual miembro de Los Pream; y Fabián Campuzano, intérprete de tuba y catedrático de UABJO.

Lo que Elena Pardo busca transmitir en la presentación del performace es que se entienda el paisaje como una parte de nuestro cuerpo social; «la sensación de destrozo, de tristeza, creo que algunas de las imágenes logran captar eso, quizás es que la gente reflexione acerca de la intervención humana en el paisaje».

Lo anterior, es en lo visual y la musicalización, pero con las entrevistas, que igual tienen ciertos ritmos, espera que las personas reflexionen acerca de las «experiencias personales, porque hay visiones distintas, hay personas que siempre han vivido de la minería y nos les parece mal esa posibilidad».

«En Oaxaca, la postura es no a la minería; y Vetagrande, (sí pero) que no les destruyan el pueblo, reflexionar esas dos posturas. (Pensar) que lo que nosotros hacemos requiere de la minería. Por ejemplo, la película de cine utiliza plata», así que es necesaria la minería. Para la creativa se trata de ser más críticos de la manera en que consumimos.

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La presentación del performance es la manera en que Pardo presenta su primer año de trabajo, que consistió en acercarse a la comunidad, hacer contacto y, poco a poco, lograr que las personas se abrieran. «Esta es la parte más superficial del proyecto, (es retratar) como se ve el paisaje tal cual, ver el pueblo. Me gustaría adentrarme más en el tema y en el paisaje».

Ahonda en que busca entender la lógica de los lugares que visita. Al igual que las personas que habitan los pueblos, que están vivos y tienen cambios, Pulsos Subterráneos también es cambiante.  «Además de ver los resultados, y como son presentaciones en vivo, hasta que no las realizo puedo ver si en verdad comunica lo que yo quiero». 

Uno de los grandes cambios para Pardo, en este año de trabajo, fue el darse cuenta que la minería tiene algo de necesaria, así que seguirá explorando esto. «Si bien es cierto que la minería es dañina para el ambiente, a la vez, requerimos de ella. «Pensar en ese conflicto que tenemos todos, porque por un lado no queremos que se destruya, pero tenemos necesidades».

Una de las grandes sorpresas, para Pardo fue el descubrir una minería independiente, alternativa, de gente que vive esto como una pasión, algo que es parte de ellos. Se trata de gente, «que consigue terrenos, saben reconocer a vista donde hay vetas,así que un señor con sus dos amigos rompiendo piedras, esa parte no la conocía. Los llaman gambuzinos, son como buscadores de piedras y de oro. Hay en todo el país se pasan el pitazo y andan rondando; que me pareció muy interesante no conocía ese universo, es algo que no esperaba».

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