Mirada reflexiva de Pablo Íñigo Argüelles y María Prieto

Las fotografías y el poder que tienen para detener el tiempo, de dotar a algo de ciertos relatos, de brindarle una cierta narrativa, de ciertas sensaciones que se transmiten mediante la imagen, algo que nos recuerdan Pablo Íñigo Argüelles y María Prieto, esto a través de su exposición Por esto me refiero a todo, que estuvo en el Galería Claroscuro.

Esta serie buscaba que el público se detuviera, fuera del ajetreo de la vida misma, de detenerse un momento y reflexionar en silencio, de contemplar unas jacarandas y «reposar las ideas», permitir que estas maduren para sentir y dar un sentido personal a la experiencia de mirar.

El nombre tan contundente viene de la casualidad, del encuentro, al título de una fotografía de Lee Friedlander encontrada en Nueva York. Con ese azar es que se unen momentos desde la Gran Manzana con México y se crea una conversación en el que se construye una nueva memoria, que puede ser una, en un primer vistazo; otra, en un segundo mirar…

Las fotografías forman parte del archivo que Argüelles y Prieto han construido en el Proyecto Análogo, un espacio que se ha convertido en archivo, laboratorio y un espacio en el que dos amantes de la fotografía crearon un recoveco para escapar de lo usual, una trinchera desde la que mirar de otra manera.

Pese a la fuerza del título de la exhibición, en esta se permitía bastante al juego, a imaginar las historias de aquellos transeúentes que fueron extraídos del tiempo y fueron capturados, de la naturaleza implacable que se muestra dócil. Se permite crear y sentir con libertad en cada imagen.