Repensar en lo córporeo, una invitación de la novela Volver a la piel

La idea del futuro y la tecnología con sus promesas de una vida más fácil pueden hacer que nos olvidemos de algo tan esencial como el cuerpo, pero los escritores están ahí para recordarnos, e incluso, reflexionar en torno a este elemento tan básico, tan nuestro. Esto es lo que explora Gerardo Horacio Porcayo en Volver a la piel (Fondeo de Cultura Económica, 2019).

Gerardo nos lleva al futuro donde se alcanzó la posibilidad de cambiar de cuerpo humano, hay que hacer hincapié en lo humano, ya que en la novela se muestra que existen más tipos de cuerpos, una gran variedad de lugares para que la mente habite, que ofrecen ciertas ventajas sobre lo orgánico.

Uno de los primeros seres en rehabitar lo humano es Alejo, un empresario que lleva años perfeccionando el proceso de clonación. Esto nos lleva a descubrir que el protagonista, ese que siempre creemos único, en realidad es sólo uno más, en este mundo existen varios Alejos, diferentes versiones, distintas maneras en las que ellos se nombran, cada Alejo busca la manera de buscar su individualización. Una isla poblada por diferentes versiones de un mismo hombre, un territorio hecho a medida de los caprichos del que creemos es el Alejo original.

Todas las versiones de uno mismo que se increpan, interactúan y aprenden es de lo más llamativo que plantea el autor, que nos hace ver de manera distinta ese ejercicio de platicar en voz con uno mismo. Aquí se va más allá, pues demuestra que siempre estamos en cambio, lo que hoy fuimos, mañana cambiará y después de ese día seremos alguien más, que reclamos habrá hacia lo que fuimos y en lo que nos convertiremos.

¿Podríamos aprender algo más de nosotros mismos? Parece que las fobias, caprichos y falta de visión hará difícil esta tarea. Cuestionarse es lo que ofrece Volver a la piel, una ciencia ficción que obliga a repensar el presente.

Tras el paréntesis. El Alejo con el que iniciamos y se vuelve nuestro guía en este mundo, es un personaje que debe readaptarse al cuerpo, resentir lo que es habitar en la carne, redescubrir las limitaciones orgánicas, que van desde lo físico hasta lo psíquico. ¿Por qué se vuelve tan relevante para el Alejo original volver a lo humano? Una respuesta personal y que cada lector obtendrá.

Para mí es el llamado de lo salvaje, esto representado en el sexo, así tal cual, como si el habitar un cuerpo mecánico lo llevara la extremo de la razón, pero muy dentro del cerebro estuviese lo oscuro, el deseo, incluso se explora en cómo sin la necesidad de reproducirse se pierde parte de la búsqueda del coito, se ve desde una parte bastante lógica.

Conforme nuestro Alejo pasa tiempo en la carne, poco a poco vuelve ese ímpetu de buscar la satisfacción sexual, se replantea el acto. El abuso del prefijo «re», que podrá hacerse evidente, es que muchas cosas que damos por sentado en esa ciencia ficción de Porcayo se debe aprender, damos por sentado que Alejo tuvo un cuerpo humano, pero hace décadas, se debe construir un puente nuevamente con ese pasado.

En esta obra, se cuestiona lo que nos hace humanos y qué de esto sacrificaremos por la innovación, en cómo la tecnología nos atrapará y podría obligarnos a transformarnos, esto no será a punta de pistola, se deberá al no quedar obsoletos. Por eso es que el pasado y el cuerpo se miran desde la nostalgia, como algo que tuvimos y no supimos apreciar, la pérdida de lo orgánico.

Así, ciertos elementos del pasado se vuelven fetiches, que por un lado van desde lo físico como un tablero de ajedrez, tallado en madera; hasta algo más complejo y abstracto, que va como la reconstrucción de salas y espacios donde habitan estrellas de hollywood en un museo de ADN. En estos lugares del pasado, el autor no evita dar un vistazo a sus referencias, que también son de aquel territorio del recuerdo y el pasado con vistas al futuro, Wells, Asimov y Shelley.

Porcayo muestra un estilo donde el humor, representado en ironías, está presente y hace la lectura muy llevadera se entremezcla con ciertos misterios y tensiones, una tarea complicada. Intrigas en las que Alejo siente que su mente, más que su cuerpo, está en peligro, pues lo que es podría ser devorado por sí mismo, por otra versión, una lucha consigo mismo.

Un elemento que también aborda el autor, es la memoria, pues nuestro Alejo inicia con ciertos elementos borrados de ésta, pero conforme avanza la novela ciertos elementos parecen eludir el proceso, ya que tiene acceso a ciertos recuerdos que no debería tener.

Y pese a habitar un mundo de avances, ciertas crisis, además de las existenciales, parecen seguir existiendo, como las crisis económicas, las guerras y la corrupción seguirán ahí muy de cerca con la humanidad. Un buen vistazo al futuro que podría ser y que en ese territorio Porcayo encuentra un lugar para reflexionar en nuestro presente y en pensar en lo que es habitar nuestra piel.

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